Esa es la principal conclusión a que llegó el “Estudio de la capacidad de autopurifiación del río frío, aplicando el modelo Qual2k”, que fue adelantado gracias a un convenio ejecutado entre la autoridad ambiental y las Unidades Tecnológicas de Santander.
El estudio abarcó los 26.6 kilómetros del rio desde que inicia su recorrido en la Corcova, y llega a Caneyes en Girón. “Se pudo observar que en los primero 21 kilómetros, hasta la estación el pórtico, tiene una capacidad de recuperarse, de autopurificarse, lo que pierde en los últimos 6 kilómetros, ya que la carga contaminante de 10.5 toneladas diarias es muy alta para poder ser depurada por el afluente”, señaló sobre el proyecto Jorge Virgilio Rivera docente investigador de la UTS.
La investigación establece que el agua del rio Frío es solo apta para el consumo humano en su parte alta, con ciertas restricciones en la zona media hasta el jardín botánico, y no apta para consumo, ni riego, en la zona baja.
Para adelantar el estudio se definieron 7 estaciones y tramos: San Ignacio, la Judía, la Esperanza, Jardín Botánico, el Pórtico, Callejuelas, y Caneyes en Girón.
Rivera agrega que lo que más impacta negativamente en el río son “las aguas domesticas residuales de Floridablanca tratadas y sin tratar, y cinco vertimientos domésticos e industriales. Las cargas orgánicas generadas en las residencias son las que más lo contaminan”.
Los resultados de la investigación fueron presentados ante un grupo de profesionales de la CDMB, reunidos en el auditorio Hernando Guevara.